El martes 27 de abril fue el día en el que el matrimonio Kirchner reconoció públicamente que lidera e impulsa la ofensiva política contra periodistas y medios de comunicación privados. En el acto realizado en la CGT, el ex presidente dijo que la principal oposición es la concentración mediática y la Presidenta, al mismo tiempo, manifestó que algunos periodistas deben darse la antirrábica. Ello sucedió tras una serie de acciones y presiones de tipo intimidatorio hacia periodistas que han tenido opiniones críticas hacia el oficialismo, actos violentos en la Feria del Libro buscando impedir que se hagan oír voces críticas contra el oficialismo y en la antesala del juicio público contra periodistas por parte de militantes del kirchnerismo y algunas organizaciones de derechos. A ello se agrega la concentración realizada por el oficialismo con varios miles de militantes frente a la sede de la Suprema Corte para exigirle que convalide la vigencia de la ley de medios, cuya aplicación está en suspenso por varias decisiones judiciales. Puesto en el contexto regional, esta ofensiva contra los periodistas que trabajan en medios privados es coincidente con actitudes y acciones que, desde el poder, se están realizando en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Son muchas las coincidencias, entre las que puede mencionarse el apoyo, impulso y financiamiento desde el Gobierno a los blogueros oficialistas en la Argentina, al mismo tiempo que Chávez en Venezuela impulsa a sus militares a organizar guerrillas en la web a favor del gobierno. ¿Oposición?. Pero la cuestión política central es si los medios son realmente la oposición o la están reflejando. En 2008, el conflicto con el campo mostró la existencia de una oposición rural vigorosa que derrotó al oficialismo que no logró imponer la resolución 125 y que al año siguiente tuvo un rol importante en la derrota electoral del kirchnerismo. La elección de 2009 tuvo un resultado contundente, poniendo en evidencia que 7 cada 10 votantes optaron por diversas expresiones de la oposición. Los sondeos de opinión muestran que mas allá de cierta recuperación que pueda tener el oficialismo en los últimos meses, la aprobación del Gobierno no llega al 30% y junto con el gobierno peruano, son las dos administraciones con menor nivel de aprobación en América latina. En el Congreso, las fuerzas opositoras, aunque divididas, van logrando imponerse en las sucesivas votaciones. En Diputados, la oposición ha logrado 140 o más votos en las últimas votaciones y el oficialismo no ha logrado llegar a los 100. En el Senado, si bien la relación de fuerzas es más pareja, la oposición ha logrado ganar votaciones importantes, como la reforma del impuesto al cheque. Todos estos hechos evidencian que la oposición es una realidad y no una articulación mediática. La historia muestra que en la Argentina, cuando los gobiernos se inician y tiene alto nivel de consenso y aprobación, tiene buena relación con los medios, porque éstos reflejan esta situación. En cambio, cuando se desgatan y comienzan a perder apoyo, las críticas hacia los medios y periodistas comienzan y se van acentuando a medida que el gobierno se debilita más, responsabilizando a los medios por esta situación. Desde esta perspectiva, lo que sucede hoy entre el matrimonio Kirchner y los medios no es un fenómeno político nuevo. Lo diferente es la intensidad y virulencia del ataque a los medios y al periodismo. Se trata en consecuencia de la exacerbación de un fenómeno político, que lo lleva a un nivel sin precedentes desde que se restableció la democracia en 1983. Esta ofensiva del oficialismo, incluso lo está dividiendo políticamente. Figuras relevantes, como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el Presidente Provisional del Senado y el titular del bloque oficialista en dicha cámara se han pronunciado públicamente contra los ataques y escraches contra medios y periodistas. Es así como de todas las iniciativas lanzadas por el kirchnerismo en las últimas semanas, esta es la que tiene menor consenso dentro del mismo. Doscientos años atrás, entre las medidas iniciales del primer gobierno patrio, estuvo el decreto de libertad de imprenta, que era la forma que tenía la actividad periodística en las épocas que no existían los medios audiovisulaes ni electrónicos. Es que la libertad de expresión es un elemento esencial al sistema republicano y la vida democrática.
Por Rosendo Fraga. El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
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