sábado, 24 de abril de 2010

LOS GOBERNADORES PERONISTAS YA ANALIZAN DESDOBLAR LAS ELECCIONES.

"¿Ustedes qué van a hacer?" La pregunta del gobernador provocó un silencio inesperado en la charla reservada con dos colegas peronistas, uno del norte y otro del centro del país, hace dos semanas, después de un acto oficial. El del Norte contestó bajito, como si alguien más lo escuchara: "Yo voy a esperar un tiempo más". El otro tardó en responder: "Si todo sigue igual, voy a intentar zafar del arrastre de los Kirchner". Los tres gobernadores del PJ debatían informalmente un espinoso tema que ya empezó a propagarse en el interior del país: la posibilidad de desdoblar las elecciones provinciales. Un plan para 2011 que al menos media docena de caudillos masculla, en reserva, para evitar que una eventual candidatura de Néstor Kirchner los empuje a una derrota que vislumbran irreversible. Algunos ya le pusieron nombre: "Efecto 99". Recuerdan así el año en el que Eduardo Duhalde -atado a la mala imagen de Carlos Menem y el ascenso político de Fernando de la Rúa- soportó resignado cómo los gobernadores separaban sus elecciones provinciales, jugaban a fondo por sí mismos para retener el poder y seguían de lejos la tormentosa suerte nacional del PJ. Uno de esos gobernadores era Kirchner. El primero en hacer público el juego fue Mario Das Neves. Aunque su situación es distinta (ya se muestra como peronitsa crítico), los argumentos se parecen a los del resto. Primero advirtió que era "importante" diferenciar las gestiones provinciales de la nacional. Después aseguró que "hay que evitar la boleta arrastre". En Chubut, Das Neves es el presidente del PJ. Chubut no será la única en desdoblar. En Salta, Juan Manuel Urtubey hará lo mismo. Como todavía coquetea con el kirchnerismo, usó un argumento menos urticante: el voto electrónico. En las elecciones presidenciales se usará el sistema de boletas, así que está obligado a hacer los comicios locales en otra fecha. En la decisión, sin embargo, subyace otra cuestión: Urtubey disputará el liderazgo mano a mano con el peronista opositor Juan Carlos Romero. Y siente que cualquier intromisión kirchnerista podría entorpecer su futuro. Sobre todo cuando mira encuestas. Algo parecido atormenta a un gobernador vecino, que habló con La Nación y pidió no ser identificado. Dice tener sus motivos: pasa cuatro de los siete días de la semana como un peregrino en Buenos Aires juntando fondos para su provincia. Por esa misma razón, firmó, a regañadientes, junto a otros 13 gobernadores, la última solicitada en contra de la reforma a la ley del cheque. "El desdoblamiento es una posibilidad en estudio", admitió ante La Nación, preocupado, porque cada vez que lee un sondeo le sugieren que a sus votos les reste al menos 10 puntos. Lo llama "arrastre nacional". Algo similar ocurre en Entre Ríos. Aunque el gobernador Sergio Urribarri tributa sin rebeldías en favor del Gobierno, pretende pelear su reelección y siente que la carrera está minada: la provincia es profundamente hostil a los Kirchner desde el conflicto agropecuario. Urribarri trabaja desde hace dos meses en un plan B: adelantar las elecciones. Sus asesores legales usarán como excusa la ley electoral de la provincia, que establece que los comicios provinciales deben hacerse el tercer domingo de marzo. Los operadores buscan un doble beneficio: despegarse de la oferta nacional kirchnerista y frustrar el armado de su competidor, el duhaldista Jorge Busti. Si las elecciones fueran en marzo, las internas deberían hacerse en noviembre y obligaría a los intendentes a jugar con "el aparato". O sea, con el gobernador. En provincias peronistas distantes unas de otras, como Misiones, San Juan, Formosa o La Rioja, ya empezó a irradiarse la misma posibilidad latente. Los líderes territoriales todavía guardan un prudente silencio. Unos de esos cuatro gobernadores admitió, en estricto off the record , que ya hubo consultas entre ellos. Pero aseguró que esperarán hasta el segundo semestre para definir el futuro. "Hay que analizar cuánto mejora Kirchner y qué hace la oposición", analizó ante La Nación. Ve en los tropiezos opositores la mejor carta del Gobierno. Igual se prepara. En caso de ser necesario, planifica decir que necesita "plebiscitar su gestión sin intermediarios". Buscaría ganar sin kirchneristas y después acompañar al candidato nacional oficialista. Otro gobernador se esperanza con evitar tanta incomodidad. "Las elecciones primarias deberían ser el gran ordenador", suele decir. En rigor, tiene la esperanza de que, con sondeos en mano, el oficialismo busque un candidato único. Y que Kirchner ya se haya resignado: "El Flaco tiene ganas. Pero tampoco come vidrio".

No hay comentarios: