Guillermo Galván nunca mantuvo una buena relación con Julio Martínez dentro de la Unión Cívica Radical (UCR), aunque el primero sea el titular del Comité Capital y el otro del Comité Provincia. Galván hizo su propio juego en la última interna del radicalismo, hasta regaló bolsones que hacían recordar una vieja práctica del peronismo, ya que las llaves de las góndolas estaban en manos de Néstor Bosetti, quien era uno de las espadas bederistas. Llegó el hijo del ex senador Raúl Galván a su primer objetivo y reafirmó su relación con José Luis Bellia, actual interventor del radicalismo correntino y a su vez, presidente de la empresa estatal Agroandina, impulsada por el kirchnerista Luis Beder Herrera. Luego logró la banca como diputado provincial y le costó mucho mostrarse con Julio Martínez, quien ya lideraba el radicalismo y había accedido a la segunda banca de diputado nacional. Ya en la Legislatura Galván inició contactos con el presidente del bloque de diputados justicialistas, Mario Guzmán Soria, mientras que Bellia juraba en una empresa bederista. Hubo acuerdos para que el radicalismo apoyara iniciativas oficialistas, al tiempo que el mensaje de aval llegaba dentro del bloque, pero luego la oposición no los cumplía. Así se acentuó un debate interno entre los legisladores que responden a Guzmán Soria, que han puesto en duda su calidad de jefe de bloque y hasta se podría conformar otra extracción, pero dentro del PJ. Previo se había dejado trascender que un radical sería uno de los tres miembros que serían propuestos por Beder Herrera para ocupar las vocalías vacantes en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Pero el propuesto a la Legislatura no sería un radical cercano a Martínez sino el propio padre de Guillermo, el ex senador. Mientras empezaba a tomar color un acuerdo político entre el galvanismo y el bederismo, se produjo una escena poco habitual en la Cámara de Diputados, en la sesión del jueves, protagonizada por Guillermo Galván. Según el radical, Casas, quien presidió la sesión, le prohibió usar la palabra, al entender que “violó el precepto constitucional y el reglamento interno del cuerpo”. Para Galván, el oficialista no le quiso dar la posibilidad de saber sobre un proyecto de construcción de un centro educativo para el cual el gobierno prevé un gasto de 7,5 millones de pesos. Sin embargo, el radical cree que es para financiar la obra del paseo cultural, que costaría más de 14 millones. El legislador sostuvo que también pregunta la oposición por la situación financiera y de endeudamiento que tiene la provincia y si el Nuevo Banco Rioja genera ingresos al Estado provincial, que es dueño del 30 por ciento de la entidad financiera. Todas preguntas que poco se escuchaban en la Legislatura.
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