El 19 de agosto se celebran las elecciones en la provincia de La Rioja, en donde el ex presidente Carlos Menem marcha primero en las encuestas frente a las dos propuestas kirchneristas, el actual gobernador Luis Beder Herrera y el intendente de la capital provincial, Ricardo Quíntela.La división de la propuesta kirchnerista motivó días atrás una reunión del más alto nivel en la Casa Rosada que mira con espanto la posibilidad de un triunfo electoral de Menem, ya que el eje político, al menos en el discurso, de los últimos cuatros años del gobierno ha sido cargar todos los males que sufre la Argentina a los "malditos noventa".Fue así que el presidente envió una "task force" a La Rioja para que ausculte sobre el territorio la real situación política. Hacia allí partieron el diputado Olaf "Pilo" Assef y el ex yerno presidencial Armando "Bombón" Mercado, factótum de la derrota de Luís Barrionuevo en Catamarca.Luego de un primer rastrillaje los enviados remarcaron la necesidad de armar un encuentro en la Casa Rosada con el gobernador Beder Herrera para escuchar directamente de su boca lo que tenía para decir. Y así se hizo gracias a las gestiones de Rudy Ulloa Igor, habitual link con el poder de un variopinto grupo de dirigentes kirchneristas de todo el país, que no calza en el más "refinado" paladar de Cristina Kirchner y Alberto Fernández.El análisis del gobernador fue sencillo y contundente: "Menem mide 24 puntos, yo estoy alrededor de los 20, sino bajan la candidatura de Ricardo Quintela, que esta muy lejos pero me resta votos, nos va a pasar lo mismo que en Tierra del Fuego y gana el turco".El problema, como en tantos otras elecciones prácticamente ganadas que el oficialismo perdió por una suma de torpezas, lo encarna en gran medida Alberto Fernández y el los rencores acumulados del propio Kirchner.Es que Beder Herrera es el vicegobernador que impulsó el juicio político que derivó en la expulsión de un fiel aliado de la Casa Rosada, el ex gobernador Angel Maza. El Presidente nunca terminó de digerir semejante insubordinación, que encima fue exitosa.Por eso hasta ahora, La Rioja venía sufriendo el ahogo financiero de la Casa Rosada –parece que no conocen otra vía de conducción política-, que enviaba la coparticipación a cuentagotas. Además, el jefe de Gabinete está gastando cuantiosos recursos en impulsar la candidatura a gobernador del intendente Quíntela, en un habitual cruce de caminos con Rudy Ulloa y los suyos.
Es que en la rosada sé anoticiaron de los vaivenes judiciales que atraviesa uno de los candidatos del espacio denominado "renovador", y que podría afectar a la candidatura de los mismos, máxime si se desprende que un voto bronca en contra de Ricardo Quintela, de parte de los Capitalinos Riojanos, que no le perdona él haberse pasado a las filas del sector que combatió por más de cuatro años, y que se reflejaría hacia el sector del ex presidente Menem.En este marco, el presidente parece forzado a optar por dos opciones desagradables: dejar que corra Quíntela y eventualmente favorecer un triunfo de Menem, o apoyar al insubordinado Beder Herrera. En rigor nada grave, apenas una voltereta mas de la política vernácula. Pero no es con este desprendimiento con que se viven las cosas del poder en el kirchnerismo. Como sea, enterados de esta movida, los candidatos del sector renovador, en alerta roja, Ricardo Quíntela y Fernando Rejal, programaron de urgencia un viaje a la Capital Federal para asegurarse el apoyo de Fernández. En la reunión de Quíntela con Fernández se verá si recibe las consabidas palmaditas en la espalda, o surge de ese encuentro alguna definición seria ante la tal vez sobrevalorada "Amenaza Menem".
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