Cuando a las 8 de la mañana se abran las mesas de votación en todo el país para la elección del nuevo Presidente de la Nación, la Argentina cumplirá casi un cuarto de siglo de democracia ininterrumpida. Hoy, casi 24 años después del triunfo de la fórmula radical Alfonsín-Martínez, que dio por tierra con las aspiraciones del peronismo encarnada por Ítalo Luder y Deolindo Bittel, ir a las urnas parece algo natural, más para las generaciones que crecieron en democracia y con los años se fueron incorporando a la vida política.
El panorama en 1983 era muy distinto. La sangrienta dictadura militar y su secuela de 30.000 desaparecidos y un país desarticulado en lo social y devastado en lo económico, había coronado décadas de gobiernos democráticos truncos por golpes militares motorizados por los intereses del poder económico.
Por eso, la campaña previa a los comicios se caracterizó por multitudinarios actos que llegaron a reunir hasta 1 millón de personas en los actos de cierre de los partidos mayoritarios. La participación popular, aplastada por años, encontró en el proceso proselitista una válvula de escape.
El domingo, el compromiso con el sistema democrático se renovará cuando los electores se encuentren en el cuarto oscuro con 14 opciones para decidir quién será el sucesor de Néstor Kirchner a partir del 10 de diciembre. En 1983 las fórmulas fueron 12; 10 en 1989; 14 en 1995; 10 en 1999 y 18 en 2003.
En 2007 hay cuatro fórmulas menos respecto a las que se presentaron en 2003, y de las cinco más votadas en los comicios de ese año se repiten cuatro apellidos: Kirchner, López Murphy, Rodríguez Saá y Carrió. En el primer caso, la senadora Cristina Fernández de Kirchner buscará la continuidad del proyecto oficialista que timoneó su marido durante los últimos cuatro años, mientras que el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, intentará alcanzar lo que no pudo su hermano Adolfo, de efímero paso por la Presidencia en 2001, tras la huida del radical Fernando De la Rúa.
Una de las características de estas elecciones es la confirmación del profundo proceso de división interna por el que atraviesan los dos partidos mayoritarios. De hecho, el Partido Justicialista irá fragmentado a la compulsa, como sucedió en 2003.
Cristina encabeza la fórmula del oficialista Frente Para la Victoria mientras que Adolfo, secundado por el senador nacional entrerriano Héctor Maya, se presenta por el Frente Justicialista Unión y Libertad.
Peor es el panorama en el radicalismo. En caída libre tras el desastre de la Alianza delarruista, ni siquiera presenta candidato propio aunque tanto "ortodoxos" como "radicales k" destacan el protagonismo partidario tras ubicar a dos candidatos a vicepresidente: el gobernador mendocino Julio Cobos secunda a Cristina y el titular del Comité Nacional radical, Gerardo Morales, acompaña a Ricardo Lavagna, el ex ministro kirchnerista de raíces duhaldistas que en su primera experiencia electoral encabeza la dupla de la alianza Una Nación Avanzada.
En tanto, dos candidatos de extracción radical pero que formaron fuerza propia hace años aspiran a llegar a la segunda vuelta.
La ex diputada nacional Elisa Carrió intentará por segunda vez consecutiva llegar a la Presidencia. En 2003 decepcionó a propios y extraños ocupando un pobre quinto puesto que la dejó sin chances de balotaje cuando, a priori, se perfilaba con posibilidades de la mano de un discurso sobre transparencia y la necesidad de una nueva forma de hacer política tras la crisis institucional y económica que azotó al país a partir de diciembre de 2001. Cuatro años después llega nuevamente confiada en sus posibilidades de la mano de la Confederación Coalición Cívica. Tiene como compañero de fórmula al socialista santafesino Rubén Giustiniani y cuenta con el espaldarazo del triunfo en Tierra del Fuego de la diputada nacional del ARI Fabiana Ríos, quien será la primera mujer gobernadora de la historia argentina y la acompañó en gran parte de su campaña a lo largo del país.
El otro es Ricardo López Murphy, líder de RECREAR, quien fue ministro de Economía de De la Rúa. También intentó suerte sin éxito en 2003. Esta vez cuenta con el apoyo político de Mauricio Macri (PRO), flamante jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. López Murphy irá, además, como postulante a primer diputado por la provincia de Buenos Aires. Su compañero de fórmula es Esteban Bullrich.
En cambio, el actual gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch (Movimiento Provincias Unidas), luego de tres mandatos en su provincia busca dar el gran salto. Fue el primero en anunciar sus aspiraciones presidenciales hace casi dos años, de la mano de un discurso de marcado perfil anti kirchnerista. Lo acompaña el escritor ultramenemista Jorge Asís.
Un segundo lote de candidatos representa a las distintas fracciones de la izquierda. Se trata de hombres y mujeres, varios de ellos poco conocidos por el grueso del electorado, con trayectoria en distintas organizaciones sociales, sindicales y piqueteras.
Uno de ellos es el cineasta Fernando "Pino" Solanas (Proyecto Sur), quien ya había sido candidato a presidente en 1995. También será la segunda experiencia de José Montes, quien se presenta por la alianza PTS-MAS-Izquierda Socialista.
En tanto, el mediático Raúl Castells se presenta por el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados junto a su también mediática esposa "Nina" Pelozo.
Por su parte, el Partido Obrero tiene como candidato a Néstor Pitrola, quien toma la posta de un histórico de la fuerza y postulante asiduo desde 1989: Jorge Altamira.
El arco izquierdista se completa con Vilma Ripoll, del Movimiento Socialista de los Trabajadores, que se presenta también para legisladora de Buenos Aires -la secunda el actor Héctor Bidonde, aspirante además a una senaduría por la Capital -, y Luis Ammann, candidato por el Frente Amplio hacia la Unidad Latinoamericana, que agrupa al Partido Comunista y al Partido Humanista.
La lista de candidatos se cierra con el ex militar carapintada Gustavo Breide Obeid, quien ya lo fue en 2003 y vuelve a presentarse por el Partido Popular de la Reconstrucción, y el empresario Juan Mussa (Confederación Lealtad y Popular), quien se presenta desde 1972 en cuanta elección hubo en búsqueda de algún cargo.
Además de presidente y vice, el domingo también se elegirán diputados y senadores nacionales, gobernadores en ocho provincias, legisladores provinciales, intendentes y concejales en todo el país.
La Ley Electoral establece la realización de la segunda vuelta entre los dos contendientes más votados si en la primera el ganador no logra el 45% de los sufragios o si obtiene más del 40%, pero sin alcanzar más de 10 puntos de diferencia sobre el segundo.
Cabe recordar que en 2003 en primera vuelta se había impuesto el ex presidente Carlos Menem y junto a Kirchner ganaron el derecho de ir a balotaje. Pero el riojano se bajó y le allanó el camino al santacruceño, que se convirtió así en el primer mandatario patagónico en la historia argentina. Mañana se sabrá quién lo sucede.
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