OPINION:
La economía riojana a sufrido en los últimos meses como nunca, desde la caída del gobierno de Maza y el regreso de “un gobierno popular”, como le gusta decir a Beder Herrera. Pero algunas turbaciones se han podido observar. El parque industrial, en su gran mayoría debió parar por la falta de gas o electricidad con la situación de suspensión de personal. La suspensión no incluye el pago de salarios.
Empresas constructoras que anuncian la paralización de la obra pública por falta de pago desde la nación, con el agravante de trabajadores en la calle.
En materia educativa, escuelas con falencias harto conocidas y denunciadas por comisiones de padres que buscan un futuro mejor para sus hijos.
El reclamo de cientos de jefes y jefas de hogar que claman que se cumpla con la palabra empeñada desde el gobierno para que sean incorporados a la planta de salud y educación.
Hospitales zonales con poco presupuesto y sin recursos humanos que producen crispación de los ciudadanos que buscan mejorar su salud.
La inseguridad que se incrementa cada día más, con delincuentes cada vez más precoces, con una policía atada de pies y manos ante la inacción de una justicia cada vez más dependiente del poder político.
Con resonantes casos de jóvenes que sin un futuro mejor, toman drásticas decisiones que hacen llorar a toda una comunidad.
Con la escasez de agua, tantas veces reclamada por la gente que tiene sed.
Pero hay una sociedad que camina paralela a esas penurias de la economía riojana.
En los barrios elegantes de la zona de la quebrada se utilizan acondicionadores de aire durante las 24 hs., por las calles desfilan automóviles de última generación.
Algunas casas y otros tantos edificios de viviendas parecen arboles de Navidad encendidos por dentro y por fuera.
¿Por qué debería haber sacrificios?.
En la provincia feliz de Beder, en medio de un mundo con serias carencias energéticas, una sola cosa arruinaría la sensación incierta de abundancia de energía en la provincia. Está en los barrios pobres de la periferia de la ciudad y en el sufrido interior provincial, que consume solo gas en garrafa y recurren al “sol de noche”, para iluminarse.
La crisis desatada por la falta de gas envasado, desnudó la cruda realidad de muchas familias riojanas que no cuentan con el beneficio del gas en red y se pudo comprobar que al estar su precio liberado, es extraordinariamente superior al del gas domiciliario que se suministra en la ciudad capital.
Los pobres terminan así, subsidiando el consumo energético de las clases sociales más altas.
Muchos Riojanos preguntan: ¿por qué no llega el gas domiciliario al interior?.
Falta de inversión, son las exclamaciones que surgen de los voceros oficiales que resaltan que los contratos de las privatizadas están siendo revisados.
El gobierno presiona a las empresas para que realicen inversiones.
Las empresas piden, sin pedirlo explícitamente, un reacomodamiento de las tarifas, por lo menos así lo dejó traslucir el titular del EUCOP.
Son evidentes que estos aspectos han generado una turbación en el proyecto del primer mandatario provincial, que pregona en los despachos de la rosada
Dicen desde los sectores de la oposición que para cambiar el perfil, se tendría que dar un shock de calidad institucional y transparentar por Internet todas las compras y contratos del estado, buscar recrear una provincia en la que los tres poderes funcionen con independencia y que el principal desafío del gobierno debería ser “incluir a todos”.
Pero no obstante, el vértigo que caracteriza a la vida del gobernador “no da lugar a la reflexión”.
La concepción de un estado cambiado, con profundas reformas en lo macro y lo micro de sus estructuras, son sin dudas los desafíos pendientes, más allá que desde alguna “vocería” se promulgue que todo esto es el precio que hay que pagar y que en poco tiempo el cambio se verá.
En el film “La ultima cena”, de Tomás Gutiérrez Alea, luego de escuchar el discurso del amo, Sebastián un esclavo negro que ha intentado la huida varias veces, dice lo siguiente: “Olofi hizo el mundo, lo hizo completo: hizo el día, hizo la noche, hizo la cosa buena, hizo la cosa mala, también hizo la cosa linda y la cosa fea.
Olofi, hizo bien todas las cosas que hay en el mundo; hizo la Verdad e hizo también la Mentira.
La Verdad le salio bonita. La Mentira no le salio buena: era fea y flaca-flaca, como si tuviera una enfermedad.
A Olofi le da lástima la Mentira y le da un machete afilado para que se defienda.
Pasó el tiempo y la gente quería andar siempre con la Verdad, pero, nadie, nadie quería andar con la mentira.
Un día Verdad y Mentira se encontraron en el camino y como son enemigos se pelearon.
La Verdad es más fuerte que la Mentira; pero la Mentira tenía el machete afilado que Olofi le dio. Y cuando la Verdad se descuidó, la Mentira ¡saz!..le cortó la cabeza a la Verdad.
La Verdad ya no tiene ojos y se pone a buscar su cabeza tocándose con sus manos (Sebastián tantea la mesa con los ojos cerrados). Buscando y buscando de pronto se tropieza con la cabeza de la Mentira, se la pone donde iba la suya misma. (Sebastián agarra la cabeza de un cerdo que esta sobre la mesa con un gesto violento y se la pone delante de su rostro) y desde entonces anda por el mundo, engañando a toda la gente con el cuerpo de la Verdad y la cabeza de la Mentira.
La Verdad se ha puesto la cabeza de la Mentira, la Verdad es solo cuerpo, la Mentira es cabeza, pero cabeza de cerdo.
¿Es la Verdad entonces “el sostén corporal de la mentira”?.
¿Es el descabezamiento de la Verdad lo que da lugar a la Mentira?
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